viernes, 13 de julio de 2012

BACH

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haz un click en la imagen y escucha la música, mi música,
Mientras lees. Glenn Gould un genio que me hizo sentir





Aún lo recuerdo, hace ya muchos años. Quizás nunca lo olvidé. Fue la primera vez que lo escuché. Pero ahora me veo sentado y en silencio. Las luces ya se han apagado. Todos esperan. Sale al escenario y estalla el teatro en una ovación. Se sienta delante del piano y extiende sus largas y huesudas manos. Por un momento contengo la respiración. La música comienza a sonar. En el aire suenan las notas como fuegos de artificio. Mi corazón se acelera y siento que algo inunda de sensaciones mi alma. Cierro los ojos. No quiero ver. Sólo escuchar. Sentir. Hay algo arrebatador que la oscuridad sólo puede ofrecer a las almas errantes. Hay algo en esa música que me reconcilia con la vida, conmigo mismo. Todos callan y sin embargo yo tengo ganas de gritar. Las notas juegan con unas emociones desconocidas para mi. Soy incapaz de moverme. Estoy atrapado en mi butaca, soy un prisionero de una música que despierta en mi un sentimiento de felicidad diferente. Por un momento todo lo demás no importa, sólo existe aquel hombre tocando el piano. Mi mente se vacía y solo sé que la vida es un instante, un momento, un pensamiento que se extiende como el mar delante de una playa solitaria.
Aún lo recuerdo, hace ya muchos años. Pero sólo sé que después caminé durante mucho tiempo por las frías calles de una Barcelona mecida por el invierno. No iba a ninguna parte. Tampoco me importaba. Escuchaba mis pasos en la acera, pero en mi cabeza seguían sonando las notas que despertaron aquellas manos. Por un momento las envidié. Pero me sentí mejor cuando la noche me acogió entre sus brazos. Desde el suelo no pude ver las estrellas, pero ya no me importaba, mi oscuridad estaba ya llena de ellas. Por un momento en aquel concierto estuve cerca de mi mismo. Por un momento sentí lo que debió sentir BACH.