viernes, 4 de junio de 2010

EL POLI QUE NO LEIA RELATOS DE AMOR

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Era una noche de perros. Llovía. El sonido del agua era igual al sonido que hace un tacón de aguja bajo los pies de una mujer dispuesta a todo. Yo estaba en mi viejo coche. En una mano tenía un cigarro y en la otra una petaca de bourbon. Era la estampa patética de un perdedor.

Desde un oscuro callejón vigilaba la casa de la novia de un pez gordo en busca y captura. Estaba haciendo trabajo de novatos, pero asuntos internos me estaba investigando, un mal asunto sobre una mala bestia que cayó desde mi coche en marcha. Nadie entendió como pudo abrir la puerta estando esposado. Cosas que pasan. Alguien pensó que con un traslado molestaría menos. Sabia decisión.

En la radio sonaba un blues y ante mis ojos se amontonaban las gotas de lluvia. Me heché un trago. Sentí como mis penas bajaban por mi garganta como una ola de fuego.

Una luz de la casa se encendió. Desde mi coche pude ver la silueta de la mujer que vigilaba. Una rubia peligrosa teñida y cubierta por solo una toalla. Suspiré.

Se paró frente a la ventana. Di una calada al cigarro. Parecía que me miraba. Creí ver una sonrisa. Llovía con más fuerza. Pude ver sus labios rojos juntarse para lanzar lo que pareció un beso. Otro trago, lo iba a necesitar.

Acomodé mi pistola, la más grande del departamento, y me puse el sombrero. Crucé la calle bajo la lluvia. Era una noche de perros y yo tenía ante mí una puerta abierta y una toalla blanca en el suelo.

Mis pasos me llevaron hasta la cocina. Me quité el sombrero y me aflojé la corbata. Allí, apoyada en la mesa de la cocina, una rubia teñida de peligro y con zapatos de aguja rojos me esperaba desnuda.

No hubo palabras, solo un cuerpo a cuerpo intenso. Juro que probé al menos 6 salsas diferentes, la harina fue nuestro manto y el aceite nuestro filtro de amor. Nunca mi paladar estuvo más cerca del cielo y nunca hasta entonces pensé que sería capaz de cocinar.

Todo terminó con un cigarro a medias y una sonrisa en los labios. Seguramente a asuntos internos eso no le iba a gustar. Que les jodan.

Como te llamas me preguntó

No tengo nombre muñeca, solo soy un personaje de un relato.

La rubia me miró asombrada.

Tu también pequeña.

¿Y que vamos a hacer?

La miré a sus ojos de gata salvaje. Volvamos a la cocina nos hemos dejado una salsa picante

¿Que hacemos con éste?. Me dijo

Que le jodan

Nota del autor: Por causas ajenas a mi voluntad me veo obligado a suspender este relato por tiempo indeterminado.



5 comentarios:

mia dijo...

Molt bé, sempre he sabut que les cuines donen molt de si...

Alguna cosa ha canviat, els teus personatges no són tant perdedors com ens vols fer creure!!

Sònia dijo...

Sí, jo també hi noto un aire diferent..., sembla un altre registre, oi? És el Beckett negre, amb un to picantó estil mia, una mica jeta, una mica bernie..., no ho sé, però sona bé!

amelia dijo...

Bueno, una noche negra de perros, una rubia con tacon de aguja y una cocina para hacer salsas y pucheros, es buena compañera para todo lo prohibido,
Noto en tus ultimos textos un aire socarrón y burlesco donde la cocina forma parte del drama,
por cierto, una vez tuve unos zapatos con tacón de aguja rojos, detestables por cierto, pero era moda y yo rondaba los 20, rubia y fumando, lo de la toalla me hubiera faltado para ser mujer fatal y meterme en la cocina para hacer salsas de mojo picón,
Echaba de menos una historia nueva,
un saludo y nos vemos y espero que esta historia continue, porque todavia no se sabe el final y el chim pom,
un saludo navegante,

Dolors dijo...

Jose, mentre llegia aquest relat teu estava veient el Bernie de Réquiem Alemán, a la seva habitació de la pensió, amb la Lotte Hartmann davant la porta del lavabo, de peu, despullada, només amb les sabates, unes sabates de tacó alt.
M'encanta. Frases curtes, descriptives, intenses... ¿què més podria dir? ¡Em falten paraules!...
Bé, una coseta podria afegir: ¡necessito saber què pasar! Espero segueixis amb aquesta història...

mia dijo...

Dolors,
totes les històries del navegante tenen continuació, però esmper ens deixa amb les ganes!